Algunos responderían a esta simple cuestión diciendo que han nacido acá y que no les queda más remedio que asumir esa nacionalidad que, en el fondo, quizá desprecian.
Quisiera contarles por qué yo soy paraguayo. Una de las razones, sin duda, es que el inagotable peregrinar de mis padres se agotó un poco antes de mi nacimiento, justo en la ciudad de Asunción, donde nací. Pero esa no es toda la verdad. Afortunadamente.
Soy paraguayo porque he podido elegir. Viví en una de las ciudades más grandes del mundo, y trabajé en lo que me gusta, y sin embargo decidí retornar pues quería estar con mi familia, mis amigos y mi país.
Soy paraguayo porque transité las calles soleadas y calientes de la infancia asuncena, en que, reunidos alrededor de una planta de mango, susurrábamos las historias secretas de los mitos de nuestros ancestros, con testimonios juramentados de veracidad.
Soy paraguayo porque al escuchar nuestra música, siento deseos de besar a la luna y declamar poesías a la oscuridad.
Soy paraguayo porque de niño he jugado al fútbol en la canchita de nuestro barrio, en Asunción, en los fondos del callejón que entonces se llamaba Pasaje Recalde.
Soy paraguayo porque he visto jugar al Nino Arrúa en la cancha de Cerro Porteño, y por su esfuerzo, sus lágrimas y su talento goleador he decidido ser cerrista hasta el final de mis días.
Soy paraguayo porque he descubierto el amor a la salida de la escuela, cuando Elva Rosa juró amarme para siempre.
Soy paraguayo porque al leer, he descubierto el mundo, y al descubrir el mundo, leí acerca de la historia de mi patria.
Soy paraguayo porque he sabido del heroísmo de mis compatriotas.
Soy paraguayo porque la tragedia y el infortunio nos acechan y yo deseo fervientemente que nos dejen en paz.
Soy paraguayo porque he leído historietas de Robin Wood y he descubierto después que él también lo es.
Soy paraguayo porque he dibujado desde niño y nadie me ha enseñado ni me ha impedido ser lo que soy.
Soy paraguayo porque quiero serlo.
Tan simple y tan claro como eso. También podría ser coreano o ruso si lo deseara. Créanlo porque es verdad. Pero quiero ser paraguayo hasta morirme, porque este es el país que elegí y que amo a pesar de todo.
Feliz Bicentenario.
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